Un Payaso Sin Nariz

Marginado y condenado está éste payaso,
Expulsado de una sociedad atípica,
resignado a implorar y rogar por justicia
ante un Dios con nariz de payaso.

No son los zapatos, ni los tirantes,
ni el color del cabello, ni la flor del traje,
es la nariz lo que hace a un payaso,
le da razón y sentido a su locura,
impone respeto, demanda sonrisas,
éste complejo ser que se resguarda tras su nariz,
rechazado ahora que la ha extraviado,
supone se ha perdido para siempre,
supone nunca volverá a sentir su plastica textura,
su color rojo tornasol o su aroma de tóxico neopreno.

Vagando por el resto de sus días en exílio,
oculto entre la tristeza y la depresión
se merma entre la ilusión y el olvido,
convencido de que nada jamás volverá a ser lo mismo.